Tras el hachazo
sufrido el año pasado cuando me presenté en esta prueba con mucha ilusión pero
pocos kilómetros, no tenía más remedio que volver a apuntarme para quitarme esa
espinita del corazón. Así pues, en la tarde del 30 de enero, sin mayor vacilación,
me apunté en la IV edición del IberMan.
La primera sensación
es de alivio por la decisión tomada e ilusión y tranquilidad por los meses que
quedan por delante. Sin embargo, los meses van pasando, y yo de momento me
centro más en las carreras por montaña. En el horizonte el Trystrong de Barbate
en el mes de mayo, para el cual voy metiendo más volumen de bicicleta. Pero 3
días antes lo cancelan y el trabajo específico se va por “la borda”.
Continúo con mis
carreras: Ultrafondo Vetona y G2Haundiak y después unas merecidas vacaciones.
Nos plantamos en agosto, a 2,5 meses de la cita y mucho trabajo por hacer.
Tenía claro que desde esta fecha hasta el día D me centraría muy mucho en la
bicicleta, pues está claro que llegar a la T2 (transición de bici a correr) con
las piernas lo más frescas posibles, es sinónimo de hacer una maratón en
condiciones.
Aprovecho los fines
de semana en el pueblo para ir sumando kilómetros bien sólo bien con Jaime.
Y más adelante no
olvidándonos en la carrera y si alguna es en altura, pues mejor que mejor.
Las sensaciones en la
bici son buenas, aunque 180km sólo los experimentaremos el día D.
Y finalmente llegamos
a la semana previa al evento. Un poco de running, algo de natación (probando el
neopreno), hidratos de carbono y a descansar. Preparo el material que me
llevaré y la alimentación.
Y ya estamos aquí, 15
de octubre en Ayamonte, nos registramos en el hotel de la prueba (Iberostar
Isla Canela), recogemos el dorsal.
Y de allí vamos a dejar
la bici en la T1 que mañana no nos dejan llevarla.
Nos retiramos al
hotel para cenar, escuchar el briefing y a dormir temprano que mañana toca
madrugar.
Día D.
Son las 6:45am, la
prueba de Larga Distancia dará comienzo a las 8:30am y la hora de cierre de la
T1 para los últimos detalles es a las 7:45am. Bajo a desayunar e intentar meter
en el estómago algo sólido y “contundente”, aunque el estómago, entre los
nervios y lo temprano, anda más cerrado de lo normal.
Desde el hotel a la
salida en la playa nos han regalado un trayecto de cerca de 1 kilómetro que
recorro con el mono medio enfundado. Una vez en los boxes, se comprueba la
presión de aire en la rueda, coloco el casco y ropa para el sector de la bici, coloco los botes y alimentación en la bici.
Y nos vamos acercando
a la playa para ir probando el agua y ver la salida de los compañeros del Media
Distancia.
Tras un ligero retraso, a eso de las 8:30 dan la salida a la Media Distancia y 10 minutos después a nosotros.
Como siempre los
comienzos en natación son complicados, muchos nervios y mucha gente queriendo
pasar por el mismo sitio. En un momento camino de la primera boya, un paisano
decide agarrarme la pierna derecha y tirar de mí hacía atrás...”perdón” me dice
el tipo, como si hubiera sido sin querer.
Tras pasar la primera
boya, cojo mi ritmo y sin coger ningún grupo, decido ir a mi instinto.
Primera vuelta con
una larga transición hasta llegar de nuevo al agua. Se nota el mareo del cambio
de posición tan rápida. Comenzamos la segunda vuelta, ya sin tanto barullo y
pensando más en la bici.
El último largo voy
prácticamente sólo e incluso me da por pensar si iré en cola de carrera pues no
veo muchos participantes. Pero salgo del agua y veo 1hr 18min en el reloj. He
bajado con respecto al año pasado. Cruzamos la playa dirigiéndonos hacia la T1.
Nos cambiamos el
traje de faena. Este año tampoco me he atrevido a llevar el mono de triatlón,
aunque lo he probado en alguna salida, no he tenido buenas sensaciones y al fin
y al cabo son 180 kilómetros. Así pues, traje de ciclismo que está más que
probado.
Aquí comienza mi triatlón,
el año pasado llegué con muy pocos kilómetros en bici, este año he intentado
corregir esto pero...habrá sido suficiente?
Para empezar tendremos 45km con aire en contra, el mismo que tendremos
de vuelta en lado portugués porque la previsión es de cambio en el sentido del
viento.
Intento no cebarme en
exceso e ir comiendo todo lo que puedo, aunque allá por mitad de recorrido
llegando a Mértola, esperaba recoger la bolsa intermedia de comida que nos
permite dejar la organización. Cuál es mi sorpresa que al llegar al
avituallamiento, no están las bolsas, pregunto y me dicen que está en Alcoutim,
en el kilómetro 130. Y me pregunto, “para que la queremos a 50km de meta”.
Había calculado las
reservas para recoger comida en Mértola, lo que me obliga a reservar lo que
llevo. Es aquí donde empiezo a comer peor.
Pasado Alcoutim y por
el kilómetro 150, comienza mi particular viacrucis hasta meta.
El viento me tiene
frito, las fuerzas van desapareciendo y empiezan las dudas de sí estaré en
condiciones de poder correr.
Tras casi 6 horas y
45 minutos de bici, por fin llego a la T2 en Castro Marim, me tomo mi tiempo
para cambiarme de ropa, alimentarme y mandar algún sms.
Una vez me calzo las
zapatillas y me olvido de la bici, pienso...”este es mi sector, por muy cansado
que esté, tengo que darlo todo”. Pronto veo que a pesar del calor y las fuerzas
dejadas en la bici, mis ritmos no están mal. Voy recuperando posiciones de
aquellos que me pasaron en la bici y eso me va dando alas.
Pasamos el puente
internacional donde nos marcan un tiempo de paso mínimo antes de que vuelvan a
abrir el paso.
Y sigo kilómetro a
kilómetro hasta Ayamonte, con mi botella de agua en mano e hidratándome todo lo
que puedo.
Una vez en Ayamonte
(PK15) me restan 4 vueltas de 7 kilómetros. Ahí hay que tirar de nuevo de
cabeza para no caer en la complacencia de andar.
Llego a la tercera
vuelta y mis pensamientos solo están ya en acabar, miro el reloj y veo que será
complicado bajar de 12 horas, quizá si no hubiera “gastado” 22 minutos en las
transiciones...pero lo hecho, bien hecho está. Lo cierto es que estoy
manteniendo buenos ritmos, parece que acabaré corriendo y debajo de las 4 horas
en la maratón.
Y a partir del
kilómetro 40, a disfrutar. Por la cabeza, todas las horas de sacrificio, las
mías y las de los que se quedan en casa.
Encaro la recta de
meta y la emoción es tremenda. No me salen las lágrimas porque después de 226
kilómetros no me queda agua para ello.
Datos de carrera
(mi Garmin):
Distancia: 224,69km
Tiempo de carrera: 12hr 16min 16seg
Posición: 73/230 (17º categoría)
Desnivel positivo: 1970m
Desnivel negativo: 1970m
Altura máxima: 229m
Altura mínima: 0m
Reflexiones:
-
Como siempre, muchas
gracias a tod@s los que me habéis animado en esta prueba desde que decidí
apuntarme. Y por supuesto a Silvia por su paciencia, por sus cuidados para que
pudiera entrenar y recuperar, por levantarte tan temprano y estar aguantando
tanto tiempo sola, por tus ánimos, POR TODO.
-
Me llevo la
satisfacción de haber podido acabar de nuevo un reto como este. Haber podido
terminarlo corriendo y quitarme la espinita del año pasado. Y la sorpresa de haber
acabado 17º de mi categoría y el 26º en la maratón.
-
De nuevo, un año
más, mi más sincera enhorabuena a la Organización que tanto se esmera en que
estemos cómodos y disfrutemos de este gran deporte. Y un 10 por los voluntarios
que con sus ánimos nos ayudan a continuar. Tan sólo un par de apuntes en lo que
se refiere a la ubicación del hotel y de la T1. Aunque sirve para ir
calentando, quizá un hotel algo más cercano a la salida de la prueba no hubiera
estado mal. Por otro lado, 7 kilómetros entre la meta y el hotel son muchos
como para ir soltando piernas, quizá un servicio de autobuses para
participantes y acompañantes, con una frecuencia horaria por ejemplo ayudaría.
Y por otro lado, un avituallamiento algo más específico en meta para el
sobreesfuerzo de un día tan duro y largo, no estaría mal. Todavía me acuerdo de
la llegada en el Medio Ironman de hace un par de años con esos fresones de
Huelva.
-
Gracias a María
Jesús Sierra, “la campeonísima” por dedicarme un momento.