sábado, 26 de mayo de 2018

I Desafío Galayos (Arenas de San Pedro) (26-mayo-2018)

4:40, 190, 42, 2800,... ya sólo los números dolían hoy. 

Después de levantarme a las 4:40am, quedo con el compañero Ricardo y nos montamos en el coche, con más sueño que vergüenza, camino de Arenas de San Pedro para disputar la distancia maratón del 1º Desafío Galayos.

Lo tenía anotado en la recámara por si acaso este año no volvía a tocar el sorteo de Zegama. Cosa más que factible teniendo en cuenta que nos habíamos preinscrito cerca de 8.400 chalaos para, no sé si 250 plazas. Vamos que ni un 3% de probabilidad de que te toque.

Una vez confirmado que lo de Zegama 2018 iba a ser que no y no había hecho bici suficiente para la Bedelalsa en Béjar, mi foco se centró en esta prueba de alta montaña que me iba a servir muy mucho de cara al Gran Trail de Peñalara dentro de un mes. Dentro de sus 4 pruebas (110km, 42km, 25km y 20km) lo más sensato era la de 42km. Finalmente la de 110km se vio anulada por falta de inscritos.

Después de 190km y 2 horas de coche, llegamos a las 7:00am a Arenas de San Pedro. Dejamos el coche en el parking del río (sitio de sobra a esa hora) y nos dirigimos al Castillo para recoger el dorsal y la bolsa del corredor.


Esta semana anterior todo ha sido un poco “desconcierto” con la previsión meteorológica, material obligatorio, distancia definitiva, etc... Finalmente “sólo” nos obligan a llevar chubasquero, manta térmica, silbato, depósito 0.5L, gorra/buff, gafas, guantes y 500Kcal de alimento.

Definitivamente la previsión era de lo más alentadora. A penas viento, día nublado y aparentemente sin lluvias en el horizonte y arriba, lógicamente descendían las temperaturas (superamos los 2.000m de altitud), habría niebla pero sin más.

Nos vamos reuniendo en el arco de salida junto al Castillo después de “pasar el control de material”. Y a las 8:00am nos dan la salida.

Como suele ser ya más que habitual, ni parte neutralizada, ni primer tramo para calentar, ni leches. La gente sale a cuchillo desde los primeros metros. Cuando nos damos cuenta, deben ir por delante cerca de 30 paisan@s, pero no hay prisa ninguna. Finalmente parece que nos vamos a zampar unos 45 kilómetros y hay espacio y tiempo de sobra para correr.

El primer tramo es un camino de unos 2km junto al río del Arenal hasta irnos desviando dirección a Guisando PK7 (río Pelayos). Cuando empiezan las primeras rampas “serias” saco los bastones (me los he traído para entrenar GTP´18) y cojo mi ritmo que me permite ir adelantando unidades.

Llegamos al Guisando y....liada. Alguien ha quitado parte del balizamiento y encima un paisano nos guía por otra calle, conclusión, casi 1km de pérdida y todo el esfuerzo de haber avanzado hasta Guisando...a la basura. Nos reagrupamos y gracias a un corredor que lleva el GPS guardado, tomamos la calleja de salida que nos dirige al Nogal del Barranco PK10 donde nos espera el primera avituallamiento.

Es la primera vez que tomo sales en modo pastillas, y me he puesto la metodología de gincarme una cada hora de carrera y un gel casi igual. No sé si dará resultado, al final del camino veremos.

Desde el Nogal, ya conozco el trazado, una “calzada” la Vertiente los Galayos, hasta las famosas Zetas, apretón hasta el refugio Victory y de nuevo un apretón hasta el collado. Total +1.200m en 7km.

En la calzada sigo recuperando posiciones perdidas en Guisando, tratando de correr y andar a partes iguales. Las Zetas sin problema, pero el primer siguiente tramo hasta el Victory empieza a hacerme bola. Primeros neveros acumulados en los pasos de los regatos, y uno de ellos cede a mi paso con tan buena suerte que ya tenía casi todo el apoyo del otro lado.

Llegamos al Victory donde hay control de paso, agua, isotónica, sales en pastillas (curioso) y un plato de jamón, que la verdad también ayuda a retener sales. Avituallamos y seguimos por el último tramo, de roca desprendida y luego de neveros hasta cumbre.

No sé si serán las pulsaciones, cansancio o la altitud, pero empiezo a sentirme mareado y flojo. Pronto me conecta Ricardo, que no venía muy lejos y apenas consigo seguirle el ritmo.

Una vez en el collado, nos desvían ya hacia el Puerto del Peón en lugar de seguir subiendo hasta la Mira, hay algo de niebla, hace fresco y la nieve no está en sus mejores prestaciones (creo que es lo más sensato).

Otro gel para la bajada y a disfrutar esquiando por los neveros. En este punto ya empezamos a estar bastante diseminados y es difícil tener una visual de la gente por delante o por detrás. De hecho en algún punto me quedé tan sólo que llegué a dudar si iba por buen camino o me había desviado quizá en la ruta de las carreras paralelas de mañana.
Llegamos al siguiente avituallamiento “Domingo Fernando” desde donde arranca la última de las subidas para volver a enlazar con el Nogal. La verdad es que después de la cómoda bajada, me vuelvo a sentir con fuerzas y poco a poco voy cogiendo de nuevo ritmo hasta poder avistar a dos corredores más que luego enlazaría en Guisando.

Bajada rápida hasta el Nogal, nuevo repostaje sólido-líquido y últimos 10km en bajada hasta Arenas coincidiendo el camino de subida de esta mañana.

Al paso por Guisando ya me dan las 5 horas de prueba, lo cual me parece bien teniendo en cuenta todo. Desde aquí ya sólo 8 kilómetros a meta en terreno veloz, aunque las piernas ya no están para muchas filigranas.

En el tramo final empieza a apretar, ahora sí, el sol. Menos mal que se ha olvidado de nosotros en todo el tramo anterior, si no vaya día... El día ha sido perfecto en lo climatológico aunque se notaba mucha humedad, lo que provocó que sudara a raudales y haya valorado muy positivamente el uso de las sales para evitar calambres.

Al final, puesto 16º y 9º de mi categoría.

Pero sobre todo, la sensación de haber hecho un buen entreno en terreno de alta montaña y con muy buena compañía.



Datos de carrera (mi Garmin):
Distancia: 42km (45,57km)
Tiempo de carrera: 5h 43min 37seg
Tiempo en movimiento: 5h 25min 27seg
Posición: 16º general (9º Senior)
Ritmo medio: 7:32min/km
Desnivel positivo: 2.370m
Desnivel negativo: 2.373m