Cuarta
edición de esta prueba que año a año se va consolidando dentro del
calendario de los aficionados al deporte. Desde el año pasado son ya
4 las disciplinas disponibles a elegir: Ultradistancia (100km),
Maratón (42km), BTT (100km) o Duatlón (70+30km).
Desde
que pude participar en la primera edición,
guardaba una espinita, más bien espinaza, por el mal rato que pase
durante casi 17 horas. Gracias al apoyo de los amigos y un poco de
amor propio, aguanté hasta la línea de meta, pero me faltaba la
sensación del trabajo bien hecho.
Quizá
la experiencia acumulada en este tiempo, quizá las ganas de
participar de nuevo y querer hacerlo mejor, me han llevado de nuevo a
la línea de salida en la 4ª edición de la Ruta Vetona.
Después
de unas semanas de alti-bajos tras la lesión en Eljas, la suspensión
del Half de Barbate y haber sacrificado horas de carrera por horas de
bici y piscina, se presentaba en el horizonte la fecha del 10 de
junio. Así pues, me puse en modo Ultrarunner, y a pesar de que este
año la prueba arranca nocturna y las temperaturas no nos asediarán.
Salimos a entrenar por Cáceres cerca de los 30ºC para que el cuerpo
se vaya acostumbrando a sufrir un poco.
Puede
que lo mejor de este tipo de pruebas sea la planificación que cada
uno de nosotros nos hacemos los días antes. El tipo de ropa que
llevaremos, que comer durante la prueba y cuando, donde descansar,
etc... Así pues, el día antes de la prueba, vamos preparando las
chucherías que me llevaré en cada tramo...
...y
algo sólido en forma de sándwich para no machacar tanto el
estómago. Un poco de pavo, nocilla y tortilla.
Una
vez en Béjar pasamos a recoger el dorsal...
...y
nos encontramos con caras conocidas con las que vamos calmando
nervios.
Son
casi las 20:30 y nos marchamos a casa para comer algo antes de la
salida. En otra época pretérita, la única pretensión un viernes a
las 23:00 de la noche hubiera sido arreglarse para salir un rato de
fiesta con los amigos. Pero, hay que ver las vueltas que da la vida,
para estar ahora mismo, a estas horas ante una prueba que en el mejor
de los casos me puede llevar medio día sin parar.
Como
hace tiempo que no corro de noche y estando en nuestra tierra, le he
pedido a dos amigos que me hicieran el favor de acompañarme algún
tramo para que fuera más ameno todo.
Y
milagrosamente han dicho que sí :).
Se
acerca ya la hora de salida, vamos pasando el control de entrada y
después de sonar el “Eye of the tiger” en directo, dan comienzo
a la prueba.
En
este tipo de carreras tan largas, es difícil mantener la calma y no
lanzarse a correr a ritmos altos. Dejaremos las heroicidades a los
buenos. Además, el primer tramo es una subida continuada de 6km y
D+500 donde conviene no “cebarse” en exceso. Tímidamente
alternamos carrera con paseo para ir remontando el camino. Nos
permite ir charlando y contándonos anécdotas, lo que hace que el
tiempo y los metros vayan pasando sin mucha factura.
Llegamos
al punto más alto de la prueba, a unos 1.490m de altitud y justo por
debajo de Peña Negra. Este año no era posible atravesar ciertas
fincas en la bajada habitual, y la organización ha preparado una
nueva pista que desciende directa a la zona de Arrebatacapas donde
nos espera el primer control y avituallamiento. Vamos bajando con
precaución, pues la pista es nueva y no está muy bien asentada.
Abajo
nos esperan caras conocidas de Candelario.
Y
retomamos el camino hacia Candelario (PK18) donde recibimos el último
chute de ánimos por parte de vecinos y familiares.
De
camino a Béjar y para recuperar los kilómetros que han recortado no
subiendo a Peña Negra, antes vamos a descubrir un nuevo camino de
bajada a Palomares desde “El Alto del os Pollos” o al menos así
lo conocemos nosotros (PK22).
Llegamos
a Béjar (2hr 45min) y cumplimos el primer paso por el arco de
llegada, desde aquí restarán otros dos y 70km más.
En
ese momento me indican que voy 2º en carrera, y que el gran Abelardo
me saca unos 15min. Entonces empiezo a pensar si no habré ido
demasiado rápido y lo pagaré más adelante.
De
camino al circuito verde, pasamos por el coche y hacemos el
avituallamiento. El estómago ya se está cerrando y el sándwich no
entra ni con agua, mal asunto. Cambio de camiseta, manguitos,
mochila, la música y a seguir. Habré parado unos 15min, y acaba de
pasar el 3º clasificado.
Allí
dejo la compañía de Guille y Ricardo que tan ameno me han hecho
pasar esta primera parte. Ojalá pudieran compartir algún kilómetro
más.
Cojo
rumbo a La Calzada y adelanto de nuevo al corredor que iba delante de
mí. Este tramo hasta Montemayor es importante para intentar sacar
algo de tiempo, salvo algún repecho nada despreciable, el resto es
muy corrible.
Paso
por la Calzada y continuo camino de Montemayor, con algún despiste
que otro por los caminos. Y es que por la noche, “todos los gatos
son pardos”.
Me
tomo con mucha calma la bajada por la calzada romana hasta
Montemayor, pues no es sencilla y mis lamentados tobillos me lo
agradecerán. Y finalmente llego al puesto de control de Montemayor,
serán las 4:15am. Me anuncian que el primero está a unos 25min.
Recargo agua, cojo un plátano, aliento y retomo la marcha por el
laberinto de calles que se han inventado en Montemayor :).
Cojo
el camino que sigue nuestro querido río Cuerpo de Hombre hasta que
ZAS!!! me tuerzo el tobillo izquierdo. En un primer instante, del
dolor me tengo que echar al suelo. No me lo puedo creer, había
decidido no salir con un vendaje funcional para intentar evitar
posibles rozaduras, y ahora me acuerdo de él. Doy unos primeros
pasos y veo que no es la torcedura de otras veces y que quizá me
cueste el tener que abandonar. Valoro si volver a Montemayor o al
menos llegar a Puerto de Béjar y la pregunta ya tenía respuesta
antes de pronunciarse en mi cabeza. Por la noche, y a pesar de que
lleves buena luz, las perspectivas de los bultos que te vas
encontrando en el camino son muy cambiantes y a veces el cerebro, la
vista y que son casi las 5am pues provocan estas cosas. Y como no,
pues sobre el mismo tobillo que me esguince hace unas semanas.
Continúo
de momento andando para luego trote-cojear hasta alcanzar la pista
que sube a Peñacaballera. Incluso en subida, cuando el terreno no es
tan regular, me da guerra el tobillo. Luego se coge un tramo de
carretera y se llega a Peñacaballera. Allí no hay un alma al cual
pedir ayuda, así que hay que continuar hasta Puerto.
Siempre
digo que este tipo de pruebas, requiere un equilibrio entre
preparación física y fuerza mental. Es muy sencillo tener uno o
varios momentos de bajón donde tienes que tirar de uno u otro lado
para poder seguir. Sin embargo, hay momentos en los que el cuerpo
está cansado y lo peor, que la mente empieza a desconectarse. A mí
me sucedió entre el kilómetro 50 y 60, que unido al tema del
tobillo, me llevaba a pensar si realmente esto merecía la pena. Pero
la idea de abandonar, de no poder cobrarme la factura pendiente de
hace tres años, de haber estado entrenando todo este tiempo, el
sacrificio de los que te rodean para que entrenes,... no puede acabar
así. Sólo se trata de un reto, lo sé, no me va la vida ello,
afortunadamente, pero en ese momento se trata de algo personal.
Finalmente
llego entre dormido, dolorido y desfallecido a Puerto de Béjar. Ya
son casi 1hr la que me saca el primero, pero lo importante es que a
pesar de lo que he pasado aún no me ha alcanzado nadie, lo cual me
da ánimos para seguir. Me tomo mi tiempo, recargo agua, intento
comer algo sólido (imposible), cambio las pilas del frontal y a
seguir.
El
tramo desde Puerto de Béjar hasta Cantagallo es uno de los más
complicados. Se trata de una calleja completamente embarrada que te
hace perder bastante tiempo.
Una
vez en Cantagallo, se va haciendo el día, comienza a amanecer y
puedo prescindir del frontal. Parece que con la mañana, el ánimo se
reconstruye y la idea de llegar a Béjar, intentar vendar el tobillo
y seguir, se hace más plausible.
Kilómetro
70, después de subir por las temidas Olivillas llego de nuevo al
paso por meta. Sigo manteniendo el 2º puesto, eso sí el 1º está a
años luz y mi alegría es que me anuncian que al paso por Montemayor
le sacaba más de 1 hora al siguiente. Dependerá del tiempo que haya
perdido en este tramo, ese será mi margen.
Cojo
camino del último circuito (amarillo) y paro de camino en el coche
para vendarme, cambiar de ropa y zapatillas, dejar el frontal y
reponer fuerzas. Echo 20min que me saben a Gloria y continúo la
marcha para subir a Valdesangil y desde allí pasar por Fuentebuena.
Otro de los tramos divertidos por la cantidad de barro que nos
encontramos. Cojo la vereda que sube dejando a la derecha los Picos
de Valdesangil y me tomo con mucha calma la pista de bajada hasta
Sanchotello. Es muy irregular y el pie me ha dado algún otro aviso.
PK81,
Sanchotello. El recibimiento es increíble, como en el resto de
puestos, como se vuelcan con el corredor. Me tomo mi tiempo, me
facilitan algún antiinflamatorio, repongo agua, algo de manzana
(parece que es lo único sólido que admito), un gel y marcha.
Lo
que me queda por delante es bien conocido, terreno muy favorable para
correr. Antes de comenzar todo esto, me había planteado el horizonte
de las 12 horas que era el tiempo que tenía controlado de las
últimas Millas Romanas que corrí. No obstante, me he puesto de
referencia una media global de unos 7min/km que rebaja algo las 12
horas. En el kilómetro 81, la media está algo por encima y me
gustaría morderle algunos minutos al crono en este terreno. Por
delante algo más de 12km de pista llana hasta La Calzada. Parece que
las piernas me responden, y aunque voy parando de vez en cuando para
estirar y tomar algún respiro, me permite llevar un ritmo entre
5:00-5:30min/km.
Kilómetro
94, ya estoy en la carretera de entrada a La Calzada, a penas, 6
kilómetros de meta y son las 10am. Llamo a Silvia y a Ricardo para
que me esperen en meta. Sello el penúltimo puesto de control,
repongo agua y a disfrutar de los últimos 6 kilómetros hasta Béjar.
Ahora
sí que me creo la posibilidad de bajar de las 12 horas y encima en
2ª posición.
Encaro
andando la última subida Calle Bajada de San Albín, o “Cuesta de
los Perros” y ya en Ronda de Navarra disfruto de los últimos
metros hasta entrar en meta.
No
me lo podía creer, 11 horas 41
minutos y después de todo.
Y
que regalo encontrarme con los míos...
Gracias
a Javier Yuste Hernández por la foto.
Datos
de carrera (mi Garmin):
Distancia:
100km
Tiempo
de carrera: 11hr41min58seg (11hr
41min 06seg)
Tiempo
en movimiento: (10hr43min45seg)
Posición:
2/176
Ritmo
medio: (6:59min/km)
Ritmo
medio en movimiento: (6:24min/km)
Desnivel
positivo: (2.610m)
Desnivel
negativo: (2.610m)
Altura
máxima: 1.497m
Altura
mínima: 643m
Reflexiones:
- Enhorabuena una vez más a Abelardo que es un auténtico figura en todo lo que se propone. Menudo tiempazo, 10 horas.
- Enhorabuena a todos los compañeros que habéis participado en el resto de modalidades, Mariano, Jaime, Julio, Jorge, Gemma, Rafa, Rebe y Raúl. Y especial mención a Jorge, espero que se recupere pronto de la caída.
- De la prueba qué decir. Para empezar, todo un acierto comenzar por la noche y poder evitar todo lo posible las horas de sol que tanto han endurecido la prueba en ediciones anteriores. Por poner una pega, sería recomendable que en futuras ediciones no se escatimara tanto en la señalización. Los dos primeros circuitos iban bastante justitos en este sentido. Hay que tener en cuenta que de noche los corredores perdemos mucha perspectiva, vamos a un ritmo bajo y el no encontrar balizas en mucho tiempo puede llegar a confundir y perder la concentración.
- Eso sí, un 10 no, un 12 a los voluntarios que con tanta dedicación nos esperan y ayudan al llegar a cada uno de los puestos. En ocasiones nos “obligan” a comer pese a que el cuerpo nos diga que no.
- De 10 también el poder llegar darte una ducha y un reconstituyente masaje.
- Muchísimas gracias de nuevo a Guille y Richi por vuestra compañía e ilusión. Me ha servido de gran ayuda.
- Y por supuesto a Silvia por su paciencia, motivación y colaboración. Por estar ahí.
En
esta ocasión no hay copa para los primeros, así que me la tomaré
por mi cuenta.