Llegó el gran día,
aquel que había marcado en el calendario meses antes...
El año anterior
coincidió fecha con el IberMan y con muchas ganas me quedé de poder participar en una
prueba en nuestra zona, que pasa por nuestro pueblo y que recorre la Sierra que
tantos buenos momentos me ha dado en la vida. Así que este año no podía
desperdiciar la oportunidad, esta era LA PRUEBA de 2017.
La distancia elegida
fue la corta, 38km que discurrían por Candelario, el Risco del Águila, La
Covatilla, la Laguna Grande del Trampal, la cuerda de la Ceja, los Asperones y
el Torreón, el nacimiento del río Cuerpo de Hombre, el Travieso y Llano Alto.
“Ahí es na!”
Los últimos entrenos
no han salido como hubiera querido y la sensación en las piernas me dejan mal
sabor de boca, pero confío en el trabajo acumulado. Lo que me lleva a pensar si
debería o no llevar bastones...tic, tac, tic, tac,... típicas dudas de última
hora.
El viernes pasamos a
por el dorsal llevándome la sorpresa de que el compi Jaime no va a poder correr
por una lesión de última hora. Lástima pues tenía muchas ganas de ULTRAIL.
Y a pensar en la
jornada de mañana, no sin antes pasar una agradable velada con los amigos
celebrando el cumpleaños de Esther, “MUCHÍSIMAS FELICIDADES!!!”
6:40am del sábado 14,
suena el despertador, un par de yogures con cereales, miel y un plátano para
llenar el depósito de cara a la carrera. Preparo el material y a las 7:30am
salgo hacia la salida.
Nos vamos reuniendo
los corredores entorno al parque, algunas vueltas de calentamiento, reencuentro
con viejos amigos como Julio y saludos a los favoritos de la prueba, Guillermo
y Álvaro.
8:00am en punto y
pistoletazo de salida y a correr....
Salimos del parque
para rodar un primer tramo por la nacional dirección Salamanca. 200m de carrera
y “zasca” meto el pie derecho en el primer agujero que pillo. “Como empecemos
así en el asfalto, no me puedo ni imaginar lo que encontraré en el monte”
pienso. He decidido salir en las primeras filas pues a poco de tomar tierra,
comienza una vereda estrecha donde se puede hacer tapón.
Cogemos el desvío
hacia Los Pinos y en la primera curva el camino de tierra. Al poco tomamos una
vereda a mano izquierda que atrocha la pista y donde el terreno se pone pino.
Poco a poco se va
alargando la fila y cada uno va cogiendo su ritmo por La Canaleja dirección
Candelario. Al paso por Candelario, primera inyección de gasolina cuando los
amigos y paisanos nos reconocen al paso y es que estamos en nuestra casa. “Hola
Mariano, Cristina, Jorge, David,...”
Ascendemos el pueblo
por la calle Mayor, cuesta de La Romana y vamos buscando El Chorrillo (“hola
Mamen, hola Aitor”) para salir del pueblo y coger la vereda que nos conducirá
al Risco del Águila.
Bajo el ritmo, pues
aquí la cosa se pone seria y además noto que las pulsaciones se disparan. A
penas será el kilómetro 5 y veo que la jornada va a ser dura. La primera subida
prácticamente son 13km y +1.300m.
Aunque pierdo alguna
posición, tengo que intentar seguir. 1hora 24min para llegar al Risco repleto
de gente, entre ellos de nuevo Aitor, que nos animan a seguir. Primer
avituallamiento, un gel, reposición de agua y continuamos con la subida
bordeando la estación de esquí.
Las piernas siguen
pesadas, zonas donde habitualmente pasaría a buen ritmo...veo que en esta
ocasión no dan, no dan. Quizá falta de descanso, quizá un entreno inadecuado y
lo que si noto es la altitud. Hace mucho que no entreno en estas altitudes y lo
noto.
A pesar de ello
alcanzamos a los últimos clasificados de la Ultra que salieron una hora antes. Llego
a la cuerda, sopla bastante viento, recorremos un par de kilómetros antes de
tomar el desvío que nos conducirá a la Laguna Grande por los canchales, paso
por el segundo avituallamiento donde conviene reponer agua suficiente pues el
día empieza a crecer y el sol tiende a apretar.
Una bajada algo
tortuosa a través de una pradera plagada de bloques y de ahí a una zona de
canchales en los que se agradece no estén húmedos, pues serían bastante
peligrosos. Llego a la Laguna Grande, los del maratón cruzamos el muro mientras
los de la Ultra siguen por el desagüe de la Laguna hasta la Central
Hidroeléctrica.
Se atraviesa una
bolera de piedras (similar a la de Hoyamoros) y de ahí una canal de piedra
suelta hasta llegar a la cuerda de La Ceja que continúa ascendiendo hasta la
máxima cota de la prueba, La Ceja.
Desde aquí una ligera
bajada hasta Los Asperones para remontar hacia el Paso del Diablo que nos
conduce hasta El Torreón. Por el camino mi sorpresa de cruzarme con Iván y
Alba, “hola chicos!”. Me encuentro algo mejor aunque no estoy para tirar
cohetes. Desde El Torreón se baja hacia el nacimiento del río Cuerpo de Hombre
donde han puesto un avituallamiento improvisado (otro gel) y vamos ladeando
antes de remontar la pradera de Hoya Moros en busca del Camino de los
Escaladores. El sol a estas alturas empieza a hacer mella.
En este momento el
camino ya permite “correr” con cierta soltura, aún queda algún accidente
geológico que salvar, pero se puede decir que permite correr y además en
terreno descendente. Intento mantener un ritmo cómodo y no parar, alcanzo a dos
o tres corredores antes de llegar a la 2ª plataforma (El Travieso) donde está
el siguiente avituallamiento. Nuevo recargue de víveres.
Cogemos los atajos
hasta la 1ª plataforma y desde allí los cortafuegos, en el segundo me he
despistado y el camino ha debido virar hacia los pinos. Salgo a la carretera y
no veo marcas, me giro buscando algún corredor para guiarme pero no aparece
nadie, no veo ninguna indicación y me doy cuenta que me he salido del trazado.
De repente, a lo lejos en la carretera, veo una cinta ondear en una rama de un
pino, remonto la carretera y aparece el coche de Alba e Iván. Unas “risas” por
el despiste e Iván decide acompañarme, lo cual me da un plus de energía. El
tramo por el bosque es increíble, mucho menos pestoso que por los cortafuegos,
más rápido, jugón y fresco.
Llegamos a la zona de
La Mina y cogemos el camino que lleva hasta los depósitos de agua en
Candelario. De nuevo entramos en casa, a estas horas hay muchas más gente
animando lo cual te empuja aún más, quizá demasiado y luego lo pague :).
Hemos pasado de nuevo
por la Cuesta de la Romana, ahora en bajada, impresionante!!! Y desde allí por
la carretera hacia la piscina para coger el camino que nos lleva a la Central
de La Abeja. Última subida, en otro momento muy corrible, pero ahora mismo con
el gancho encima y a pesar de los continuos ánimos de Iván, andando y a pesar
de ello alcanzamos a otros dos corredores llegando arriba. Uno de ellos Carlos
Arias acompañado por Aitor (hermano de Iván) y con los que llegaremos a meta.
Un par de falsos llanos
y alcanzamos Llano Alto, “ya está”, sólo hay que dejarse caer 2 kilómetros.
Iván intenta empujarme, pero sólo pienso en disfrutar esta corta distancia
esperando compartir la línea de meta con Silvia y Asier, algo que llevo soñando
hace meses.
Entramos en Béjar,
cruzamos la nacional (no hay nadie controlando el tráfico y nos colamos entre
los vehículos) para alcanzar la entrada del Parque Municipal donde arranca la
línea de meta.
No puedo evitar
acordarme de muchas personas, pero sobretodo de una en concreto que tanto
hubiera disfrutado de esta prueba. Siempre por ti amigo.
Siempre trato de
darlo todo, y en esta ocasión desde luego que no me he dejado nada, lo más
mínimo. Sé que podría haber estado mejor, pero he llegado de una pieza y ya
tengo campo de mejora para futuras ediciones, aunque quién sabe el próximo
año.....Ultra?, quizá.
Datos de carrera
(mi Garmin):
Distancia: 37,5km (37,96km)
Tiempo de carrera: 5h 14min 00seg
Posición: 12º general (8º categoría)
Ritmo medio: 8:17min/km
Desnivel positivo: 2.250m
Cota máxima: 2.351m
Reflexiones:
- Me repito mucho,
pero si he podido estar aquí hoy ha sido por el apoyo y sobretodo la
comprensión de la familia. Gracias!!!
- Muchas gracias Iván
por tu inestimable apoyo, han sido unos últimos kilómetros increíbles. Gracias
Aitor por los ánimos en Candelario y el Risco y enhorabuena a Oscar, un nuevo
amigo en Hervás.