4:40, 190, 42,
2800,... ya sólo los números dolían hoy.
Después de levantarme
a las 4:40am, quedo con el compañero
Ricardo y nos montamos en el coche, con más sueño que vergüenza, camino de
Arenas de San Pedro para disputar la distancia maratón del 1º Desafío Galayos.
Lo tenía anotado en la
recámara por si acaso este año no volvía a tocar el sorteo de Zegama. Cosa más
que factible teniendo en cuenta que nos habíamos preinscrito cerca de 8.400
chalaos para, no sé si 250 plazas. Vamos que ni un 3% de probabilidad de que te
toque.
Una vez confirmado que
lo de Zegama 2018 iba a ser que no y no había hecho bici suficiente para la
Bedelalsa en Béjar, mi foco se centró en esta prueba de alta montaña que me iba
a servir muy mucho de cara al Gran Trail de Peñalara dentro de un mes. Dentro
de sus 4 pruebas (110km, 42km, 25km y 20km) lo más sensato era la de 42km.
Finalmente la de 110km se vio anulada por falta de inscritos.
Después de 190km y 2 horas de coche, llegamos a
las 7:00am a Arenas de San Pedro. Dejamos el coche en el parking del río (sitio
de sobra a esa hora) y nos dirigimos al Castillo para recoger el dorsal y la
bolsa del corredor.
Esta semana anterior
todo ha sido un poco “desconcierto” con la previsión meteorológica, material
obligatorio, distancia definitiva, etc... Finalmente “sólo” nos obligan a
llevar chubasquero, manta térmica, silbato, depósito 0.5L, gorra/buff, gafas,
guantes y 500Kcal de alimento.
Definitivamente la
previsión era de lo más alentadora. A penas viento, día nublado y aparentemente
sin lluvias en el horizonte y arriba, lógicamente descendían las temperaturas
(superamos los 2.000m de altitud), habría niebla pero sin más.
Nos vamos reuniendo en
el arco de salida junto al Castillo después de “pasar el control de material”.
Y a las 8:00am nos dan la salida.
Como suele ser ya más
que habitual, ni parte neutralizada, ni primer tramo para calentar, ni leches.
La gente sale a cuchillo desde los primeros metros. Cuando nos damos cuenta,
deben ir por delante cerca de 30 paisan@s, pero no hay prisa ninguna. Finalmente
parece que nos vamos a zampar unos 45 kilómetros y hay espacio y tiempo de
sobra para correr.
El primer tramo es un
camino de unos 2km junto al río del Arenal hasta irnos desviando dirección a
Guisando PK7 (río Pelayos). Cuando empiezan las primeras rampas “serias” saco
los bastones (me los he traído para entrenar GTP´18) y cojo mi ritmo que me
permite ir adelantando unidades.
Llegamos al Guisando
y....liada. Alguien ha quitado parte del balizamiento y encima un paisano nos
guía por otra calle, conclusión, casi 1km de pérdida y todo el esfuerzo de
haber avanzado hasta Guisando...a la basura. Nos reagrupamos y gracias a un
corredor que lleva el GPS guardado, tomamos la calleja de salida que nos dirige
al Nogal del Barranco PK10 donde nos espera el primera avituallamiento.
Es la primera vez que
tomo sales en modo pastillas, y me he puesto la metodología de gincarme una cada hora de carrera y un
gel casi igual. No sé si dará resultado, al final del camino veremos.
Desde el Nogal, ya
conozco el trazado, una “calzada” la Vertiente los Galayos, hasta las famosas
Zetas, apretón hasta el refugio Victory y de nuevo un apretón hasta el collado.
Total +1.200m en 7km.
En la calzada sigo
recuperando posiciones perdidas en Guisando, tratando de correr y andar a
partes iguales. Las Zetas sin problema, pero el primer siguiente tramo hasta el
Victory empieza a hacerme bola. Primeros neveros acumulados en los pasos de los
regatos, y uno de ellos cede a mi paso con tan buena suerte que ya tenía casi
todo el apoyo del otro lado.
Llegamos al Victory
donde hay control de paso, agua, isotónica, sales en pastillas (curioso) y un
plato de jamón, que la verdad también ayuda a retener sales. Avituallamos y
seguimos por el último tramo, de roca desprendida y luego de neveros hasta
cumbre.
No sé si serán las
pulsaciones, cansancio o la altitud, pero empiezo a sentirme mareado y flojo.
Pronto me conecta Ricardo, que no venía muy lejos y apenas consigo seguirle el
ritmo.
Una vez en el collado,
nos desvían ya hacia el Puerto del Peón en lugar de seguir subiendo hasta la
Mira, hay algo de niebla, hace fresco y la nieve no está en sus mejores
prestaciones (creo que es lo más sensato).
Otro gel para la
bajada y a disfrutar esquiando por los neveros. En este punto ya empezamos a
estar bastante diseminados y es difícil tener una visual de la gente por
delante o por detrás. De hecho en algún punto me quedé tan sólo que llegué a
dudar si iba por buen camino o me había desviado quizá en la ruta de las
carreras paralelas de mañana.
Llegamos al siguiente
avituallamiento “Domingo Fernando” desde donde arranca la última de las subidas
para volver a enlazar con el Nogal. La verdad es que después de la cómoda
bajada, me vuelvo a sentir con fuerzas y poco a poco voy cogiendo de nuevo
ritmo hasta poder avistar a dos corredores más que luego enlazaría en Guisando.
Bajada rápida hasta el
Nogal, nuevo repostaje sólido-líquido y últimos 10km en bajada hasta Arenas
coincidiendo el camino de subida de esta mañana.
Al paso por Guisando
ya me dan las 5 horas de prueba, lo cual me parece bien teniendo en cuenta
todo. Desde aquí ya sólo 8 kilómetros a meta en terreno veloz, aunque las
piernas ya no están para muchas filigranas.
En el tramo final
empieza a apretar, ahora sí, el sol. Menos mal que se ha olvidado de nosotros
en todo el tramo anterior, si no vaya día... El día ha sido perfecto en lo
climatológico aunque se notaba mucha humedad, lo que provocó que sudara a
raudales y haya valorado muy positivamente el uso de las sales para evitar
calambres.
Al final, puesto 16º
y 9º de mi categoría.
Pero sobre todo, la
sensación de haber hecho un buen entreno en terreno de alta montaña y con muy
buena compañía.
Datos de carrera
(mi Garmin):
Distancia: 42km (45,57km)
Tiempo de carrera: 5h 43min 37seg
Tiempo en movimiento:
5h 25min 27seg
Posición: 16º general (9º Senior)
Ritmo medio: 7:32min/km
Desnivel positivo: 2.370m
Desnivel negativo: 2.373m