Desde bien pequeño, el triatlón me había parecido una disciplina tan increíble como “inaccesible”, que requería de mucho entrenamiento y esfuerzo en tres deportes que aunque siempre he practicado, nunca he destacado. Mi primera incursión se produjo aproximadamente a los 13 años de edad, se trataba de una prueba popular en mi pueblo natal con distancias no homologadas y en la que conseguí un, para mí, sorprendente 2º puesto. Sin embargo, no había vuelto a tomar contacto con el mundo del triatlón hasta esta prueba Sprint de Plasencia (750m x 20km x 5km)…
Llevaba tiempo queriendo bautizarme en algún duatlón o triatlón, pero las lesiones u otros compromisos me lo habían impedido, sin embargo, la fecha del 7 de Agosto la tenía anotada bastante meses atrás y aunque días antes hubo dudas de participar debido al leve esguince que tuve en un cross el domingo anterior, tenía la fuerte convicción de que esta vez no se me escaparía.
Como en otras ocasiones debutantes, la noche anterior me costó conciliar el sueño. Las imágenes acerca de cómo serían las transiciones, de intentar cometer los menos errores posibles y de no agobiarme en el agua (mi prueba más débil) rondaban continuamente sobre mi cabeza. Afortunadamente, tenía una buena compañía de viaje para este reto, mi hermano Antonio, Guillermo, Sara, que ya había competido anteriormente (“Sara, gracias por los consejos”) y los amigos del Club Triatlón Salamanca (“Gracias Manolo por el mono”).
Llegamos a eso de las 9:15am a Plasencia y nos acercamos a por los dorsales de la prueba. Volvemos a los coches y comenzamos a preparar el material que llevar a cada box (gafas para nadar, gorro con dorsal, cinta con dorsal, zapatillas bici con sus gomas, gafas de sol, casco con dorsal, zapatillas para correr y gorra). Se prevé un día algo caluroso, por lo que no debe faltar el avituallamiento líquido en la bici.
Queda poco más de media hora para el inicio de la prueba y Sara me enseña los sectores y me indica cómo debo acometer las transiciones. Unos calentamientos previos, los participantes se enfundan sus neoprenos (yo no tengo)
y nos van llamando uno a uno para colocarnos en la línea de salida. El agua no está excesivamente fría, por lo que aún sólo con el mono se soporta bastante bien.
Primero saldremos los chicos, unos 152 y cuando llegue el primero a la boya de vuelta darán la salida a las chicas, unas 26. Dado mi ritmo en agua, prefiero colocarme en las filas de atrás para evitar me pasen por encima y estorbar. A las 10:30am dan la salida y comienza la locura. Incluso alguno ha decidido echarse un carrerita por la zona que menos cubre.
Empiezo a acordarme de lo que es nadar en aguas abiertas y no ves nada, se hace complicado coger una posición cuando varios nadadores han pensado lo mismo, así que, golpes, patadas, brazadas, … todas ellas sin querer, claro.
Empiezo a acordarme de lo que es nadar en aguas abiertas y no ves nada, se hace complicado coger una posición cuando varios nadadores han pensado lo mismo, así que, golpes, patadas, brazadas, … todas ellas sin querer, claro.
En una de las vueltas mis compañeros de viaje, cámara en mano, consiguen verme en uno de los giros (“Santa Lucía les conserve la vista!”).
Tras 14’23’’ de “sufrimiento”, salgo del agua en la posición 113, entrego el gorro-dorsal y subo a la rampa que me conduce al box (en el puente).
La primera transición (T1) sin muchos problemas, primero el casco, las gafas, los calcetines, el dorsal y una carrerita para cruzar el puente antes de salir a la carretera.
Tras 14’23’’ de “sufrimiento”, salgo del agua en la posición 113, entrego el gorro-dorsal y subo a la rampa que me conduce al box (en el puente).
La primera transición (T1) sin muchos problemas, primero el casco, las gafas, los calcetines, el dorsal y una carrerita para cruzar el puente antes de salir a la carretera.
La emoción del momento me puede y me cebo en exceso con los pedales tirando en cabeza del grupo, que no acabo de dejaros al finalizar el 4º giro.
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Tras 3 vueltas, 2 coleteros (que te dan para determinar el número de vueltas que llevas) y un tiempo de 21’14’ (puesto 77º), he concluido mi primer triatlón y además cruzando la meta con una gran compañera, Sara.
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Conclusiones y reflexiones:
- Esto del Triatlón engancha, desde luego!
- Recomiendo la prueba de Plasencia, tanto para iniciados como para máquinas.
- Una gran organización con tan sólo una pega, sería necesario que valorasen la posibilidad de que entre la prueba de chicos y la de las chicas, hubiese más decalaje para evitar embotellamientos entre las primeras chicas y los últimos chicos.
- Todo un descubrimiento el Club de Triatlón de Salamanca, son unos campeones. Gracias chicos.
- Mil gracias a los acompañantes que tanto nos aguantan y apoyan (Anto y Guille).
Pero... qué me cuentas? Flipo tíos (con Rober y con Sara)... estoy alucinando!!! Pero cómo aguantais esa caña??!! En fin, que os admiro... me ha molado mucho esta heavylada.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte y mucho ánimo para las siguientes aventuras... Rober, las crónicas son geniales... enhorabuena!!!!!
Besos, Rosa