sábado, 15 de octubre de 2016

IV Iberman LD. (15-octubre-2016)


Tras el hachazo sufrido el año pasado cuando me presenté en esta prueba con mucha ilusión pero pocos kilómetros, no tenía más remedio que volver a apuntarme para quitarme esa espinita del corazón. Así pues, en la tarde del 30 de enero, sin mayor vacilación, me apunté en la IV edición del IberMan.

La primera sensación es de alivio por la decisión tomada e ilusión y tranquilidad por los meses que quedan por delante. Sin embargo, los meses van pasando, y yo de momento me centro más en las carreras por montaña. En el horizonte el Trystrong de Barbate en el mes de mayo, para el cual voy metiendo más volumen de bicicleta. Pero 3 días antes lo cancelan y el trabajo específico se va por “la borda”.

Continúo con mis carreras: Ultrafondo Vetona y G2Haundiak y después unas merecidas vacaciones. Nos plantamos en agosto, a 2,5 meses de la cita y mucho trabajo por hacer. Tenía claro que desde esta fecha hasta el día D me centraría muy mucho en la bicicleta, pues está claro que llegar a la T2 (transición de bici a correr) con las piernas lo más frescas posibles, es sinónimo de hacer una maratón en condiciones.

Aprovecho los fines de semana en el pueblo para ir sumando kilómetros bien sólo bien con Jaime.
Y más adelante no olvidándonos en la carrera y si alguna es en altura, pues mejor que mejor. 

Las sensaciones en la bici son buenas, aunque 180km sólo los experimentaremos el día D.

Y finalmente llegamos a la semana previa al evento. Un poco de running, algo de natación (probando el neopreno), hidratos de carbono y a descansar. Preparo el material que me llevaré y la alimentación.

Y ya estamos aquí, 15 de octubre en Ayamonte, nos registramos en el hotel de la prueba (Iberostar Isla Canela), recogemos el dorsal. 
 

Y de allí vamos a dejar la bici en la T1 que mañana no nos dejan llevarla. 

Nos retiramos al hotel para cenar, escuchar el briefing y a dormir temprano que mañana toca madrugar.

Día D.

Son las 6:45am, la prueba de Larga Distancia dará comienzo a las 8:30am y la hora de cierre de la T1 para los últimos detalles es a las 7:45am. Bajo a desayunar e intentar meter en el estómago algo sólido y “contundente”, aunque el estómago, entre los nervios y lo temprano, anda más cerrado de lo normal.

Desde el hotel a la salida en la playa nos han regalado un trayecto de cerca de 1 kilómetro que recorro con el mono medio enfundado. Una vez en los boxes, se comprueba la presión de aire en la rueda, coloco el casco y ropa para el sector de la bici, coloco los botes y alimentación en la bici.

Y nos vamos acercando a la playa para ir probando el agua y ver la salida de los compañeros del Media Distancia.

El agua está perfecta, calmada y con buena temperatura.

Tras un ligero retraso, a eso de las 8:30 dan la salida a la Media Distancia y 10 minutos después a nosotros.

Como siempre los comienzos en natación son complicados, muchos nervios y mucha gente queriendo pasar por el mismo sitio. En un momento camino de la primera boya, un paisano decide agarrarme la pierna derecha y tirar de mí hacía atrás...”perdón” me dice el tipo, como si hubiera sido sin querer.

Tras pasar la primera boya, cojo mi ritmo y sin coger ningún grupo, decido ir a mi instinto.
Primera vuelta con una larga transición hasta llegar de nuevo al agua. Se nota el mareo del cambio de posición tan rápida. Comenzamos la segunda vuelta, ya sin tanto barullo y pensando más en la bici.

El último largo voy prácticamente sólo e incluso me da por pensar si iré en cola de carrera pues no veo muchos participantes. Pero salgo del agua y veo 1hr 18min en el reloj. He bajado con respecto al año pasado. Cruzamos la playa dirigiéndonos hacia la T1.

Nos cambiamos el traje de faena. Este año tampoco me he atrevido a llevar el mono de triatlón, aunque lo he probado en alguna salida, no he tenido buenas sensaciones y al fin y al cabo son 180 kilómetros. Así pues, traje de ciclismo que está más que probado.

La vuelta en bici, no es más que 180 kilómetros de na´. Se trata del mismo circuito del año pasado pero en sentido contrario.

Aquí comienza mi triatlón, el año pasado llegué con muy pocos kilómetros en bici, este año he intentado corregir esto pero...habrá sido suficiente?  Para empezar tendremos 45km con aire en contra, el mismo que tendremos de vuelta en lado portugués porque la previsión es de cambio en el sentido del viento.

Intento no cebarme en exceso e ir comiendo todo lo que puedo, aunque allá por mitad de recorrido llegando a Mértola, esperaba recoger la bolsa intermedia de comida que nos permite dejar la organización. Cuál es mi sorpresa que al llegar al avituallamiento, no están las bolsas, pregunto y me dicen que está en Alcoutim, en el kilómetro 130. Y me pregunto, “para que la queremos a 50km de meta”.

Había calculado las reservas para recoger comida en Mértola, lo que me obliga a reservar lo que llevo. Es aquí donde empiezo a comer peor.

Pasado Alcoutim y por el kilómetro 150, comienza mi particular viacrucis hasta meta.

El viento me tiene frito, las fuerzas van desapareciendo y empiezan las dudas de sí estaré en condiciones de poder correr.

Tras casi 6 horas y 45 minutos de bici, por fin llego a la T2 en Castro Marim, me tomo mi tiempo para cambiarme de ropa, alimentarme y mandar algún sms.

Una vez me calzo las zapatillas y me olvido de la bici, pienso...”este es mi sector, por muy cansado que esté, tengo que darlo todo”. Pronto veo que a pesar del calor y las fuerzas dejadas en la bici, mis ritmos no están mal. Voy recuperando posiciones de aquellos que me pasaron en la bici y eso me va dando alas.

Pasamos el puente internacional donde nos marcan un tiempo de paso mínimo antes de que vuelvan a abrir el paso.

Y sigo kilómetro a kilómetro hasta Ayamonte, con mi botella de agua en mano e hidratándome todo lo que puedo.

Una vez en Ayamonte (PK15) me restan 4 vueltas de 7 kilómetros. Ahí hay que tirar de nuevo de cabeza para no caer en la complacencia de andar.

Llego a la tercera vuelta y mis pensamientos solo están ya en acabar, miro el reloj y veo que será complicado bajar de 12 horas, quizá si no hubiera “gastado” 22 minutos en las transiciones...pero lo hecho, bien hecho está. Lo cierto es que estoy manteniendo buenos ritmos, parece que acabaré corriendo y debajo de las 4 horas en la maratón.

Y a partir del kilómetro 40, a disfrutar. Por la cabeza, todas las horas de sacrificio, las mías y las de los que se quedan en casa.

Encaro la recta de meta y la emoción es tremenda. No me salen las lágrimas porque después de 226 kilómetros no me queda agua para ello.


Muchas gracias nena por esperarme como siempre. 

  
Datos de carrera (mi Garmin):
Distancia: 224,69km
Tiempo de carrera: 12hr 16min 16seg
Posición: 73/230 (17º categoría)
Desnivel positivo: 1970m
Desnivel negativo: 1970m
Altura máxima: 229m
Altura mínima: 0m
 


Reflexiones:
           
-          Como siempre, muchas gracias a tod@s los que me habéis animado en esta prueba desde que decidí apuntarme. Y por supuesto a Silvia por su paciencia, por sus cuidados para que pudiera entrenar y recuperar, por levantarte tan temprano y estar aguantando tanto tiempo sola, por tus ánimos, POR TODO. 

-          Me llevo la satisfacción de haber podido acabar de nuevo un reto como este. Haber podido terminarlo corriendo y quitarme la espinita del año pasado. Y la sorpresa de haber acabado 17º de mi categoría y el 26º en la maratón. 

-          De nuevo, un año más, mi más sincera enhorabuena a la Organización que tanto se esmera en que estemos cómodos y disfrutemos de este gran deporte. Y un 10 por los voluntarios que con sus ánimos nos ayudan a continuar. Tan sólo un par de apuntes en lo que se refiere a la ubicación del hotel y de la T1. Aunque sirve para ir calentando, quizá un hotel algo más cercano a la salida de la prueba no hubiera estado mal. Por otro lado, 7 kilómetros entre la meta y el hotel son muchos como para ir soltando piernas, quizá un servicio de autobuses para participantes y acompañantes, con una frecuencia horaria por ejemplo ayudaría. Y por otro lado, un avituallamiento algo más específico en meta para el sobreesfuerzo de un día tan duro y largo, no estaría mal. Todavía me acuerdo de la llegada en el Medio Ironman de hace un par de años con esos fresones de Huelva.

-          Gracias a María Jesús Sierra, “la campeonísima” por dedicarme un momento. 

viernes, 8 de julio de 2016

G2Haundiak. (08-julio-2016)

Siempre es un placer volver al norte y descubrir los mágicos lugares que guardan. Ya me quedé con ganas el año pasado de poder participar en la Ehunmilak, prueba grande, pero por distintos motivos no pudo ser. Este año, lejos de poder correr 100millas, al decirme Aran que iba a correr la prueba “pequeña” me animé sin pensarlo. G2Haundiak significa los 2 grandes, porque asciende en 88km por el Txindoki y el archiconocido Aitzgorri.

Vamos a aprovechar la circunstancia para empezar nuestras vacaciones veraniegas por estas tierras de camino a Italia, así que vamos haciendo camino con nuestra casa móvil el jueves 7 de julio y estar descansado para mañana. 
Hace unas semanas, los participantes recibimos en casa una carta de la Organización con todo tipo de información detallada acerca de lo que iba a ser la prueba y la planificación del evento para que pudiéramos organizarnos 

Este detalle es reflejo de la buena Organización que rodea a las tres pruebas y acabaremos viviendo durante estos días.

Una vez por la zona y visitar a nuestros buenos amigos Patxi y Aran, nos dirigimos a Beasain para realizar el siempre esperado protocolo de recogida de dorsales. 

Donde me llevo una graciosa sorpresa cuando otro participante se ha llevado por equivocación mi dorsal. Por fortuna y a tenor de la Organización que comentaba antes, apareció a las pocas horas y me lo entregarían rato antes de la salida. 

Y nos retiramos a descansar.

Día D: Nos levantamos el día de la prueba y para no estar parados, nos desplazamos hasta la Venta de Lizarraga para hacer una caminata de 7 km (ida/vuelta) hasta la Ermita de San Adrián desde donde se tienen unas vistas increíbles del valle. 

Lástima que las nubes no nos dejaban apreciar Aitzgorri.

Después de comer, intentamos descansar lo máximo posible que a las 23hr empieza el Rock&Roll. Un rato antes del comienzo nos vamos Aran y yo hasta Beasain para aparcar lo mejor posible el coche, cenar y dirigirnos a la salida.
Poco a poco se nos vamos reuniendo el grupo de participantes y es cuando los nervios empiezan a aparecer junto a la extraña sensación de pensar, “que demonios hago aquí a estas horas!”. Sin embargo, pronto desaparece cuando nos deleitan con la txalaparta y un aurresku. Mikel, director de carrera, nos ofrece el parte meteorológico, parece que tendremos niebla en altura pero la lluvia no aparecerá, y nos da los últimos ánimos. Y listos...

El primer objetivo es Zaldibia (PK7), hasta allí la prueba va bastante lanzada, primeros 45min. Luego primera corta subida hasta bajar a Larraitz (PK18). Son la 1:30am y sin embargo el pueblo está lleno de gente, incluso otro grupo tocando txalaparta...es increíble!

Desde aquí comienza la primera subida a una de las dos cotas significativas de la prueba, el Txindoki (en realidad no se sube a la cumbre si no que se circunvala). Se trata de aproximadamente 8kilómetros de subida y D+1000m donde cada uno debe coger su ritmo y afrontarlo a su paso. Próximos a cumbre empieza a refrescar por el viento, me abrigo y continuamos el continuo cresteo con subidas y bajadas hasta Uarrain donde podemos recargar líquidos y tomar algo de fruta.


Por delante 9km para descender casi lo que hemos subido hasta Lizarrausti. Terreno favorable incluso para correr una vez descendida la parte alta y algo más técnica, sin embargo hemos superado las 4am y una primera crisis de sueño se apodera de mí.

Me tomo mi tiempo en el avituallamiento de Lizarrusti (PK36) antes de la larga travesía hasta Etxegarate. Estudiando el perfil de la prueba no parecía más que un “pequeño” rompepiernas de 14km que con un poco de cabeza se podría afrontar sin mayores problemas. Sin embargo, lo que nos vamos a encontrar dificulta bastante este pensamiento inicial. Una vez ascendemos el primer tramo, la niebla se apodera y dificulta enormemente el seguimiento de las balizas y por tanto del camino con el frontal cuya luz se ve reflejada en el espeso manto blanquecino. Además, se une un estado de terreno de barro que por momentos va a peor. Esto hace que los tiempos se disparen y los ánimos se vengan a menos.

Por suerte empieza a amanecer prácticamente en la bajada que queda hasta Etxegarate (PK50) y con ello el final de la “tortura”. Para hacernos una idea, eché cerca de 2h 30min en este corto trayecto.
Suerte que en Etxegarate nos esperan nuestros más acérrimos seguidores esperando nuestra llegada.

Aquí tenemos oportunidad de recoger la bolsa de recambio y que una persona nos pueda asistir dentro de la carpa que la Organización tiene habilitada a tal efecto. 

Intento comer algo, aunque el estómago se ha cerrado en banda. Aún llevo casi toda la barra que mordisqueé en el Txindoki y que me temo acabará llegando igual a meta. Un cambio de ropa siempre viene bien para levantar el ánimo, eso sí, repito zapatillas (embarradas) porque es posible que sigamos encontrando el mismo terreno un rato más.

Al finalizar la prueba me enteré que a mi compañera Aran le había tenido puesto problemas para ser atendida en este avituallamiento por algún problema que hubo con otros participantes, o mejor dicho sus acompañantes que ocuparon los asientos que más bien estaban destinados para que los fatigados participantes pudieran descansar unos minutos. Una lástima.
Con los ánimos algo más levantados después de ver a mi gente, continuamos el periplo para afrontar la larga subida hasta la segunda de las cotas principales de la prueba, el Aitzgorri.

Primero una zona de toboganes siempre ascendente antes de la subida más pronunciada al avituallamiento de San Adrian (PK59), son ya 10 horas de carrera, empieza a calentar el sol y aún nos queda una parte durilla.

Reponemos fuerzas en el avituallamiento y a pensar en Aitzgorri, 5km y D+670m pasando por zonas emblemáticas de la carrera Zegama-Aitzgorri. El paso por la Ermita y luego por el bosque se me empieza a atragantar, me cuesta avanzar. Cuando salimos del bosque, se divisa la “canal” que va dando acceso al cresterío de la cumbre.

Cuando consigo alcanzar el refugio, cual es mi sorpresa que están allí los padres de Aran para animarnos y darnos otro chute de ánimo.
Ahora queda bajar Aitzgorri hasta la Campa de Urbía (camino inverso que hace dos años en HiruHaundiak. La bajada me cuesta un montón, se une que se trata de una bajada algo técnica, por caliza, que está apretando bastante el calor y que las piernas no me responden. Una vez en la Campa, se sube a Arkaitz y de nuevo una interminable bajada hasta el siguiente avituallamiento en Oazurtza (PK68). A penas 9 kilómetros de diferencia entre estos dos últimos puntos de paso y el tiempo ha caído terriblemente.

Llego bastante tocado y pensando que todavía restan 20km a meta. Tras el refrigerio, vuelvo a trotar y a coger sensaciones pensando que lo que queda es terreno más favorable. Voy cogiendo a varias unidades de corredores, lo cual me da ánimos y pasando por Ceráin me encuentro de nuevo con nuestra afición.
Desde allí no queda nada a Mutiloa donde nos esperan hasta con un refrigerio a golpe de manguera en el frontón del pueblo y prisa pero sin pausa afrontamos los últimos 10 kilómetros hasta meta que se acaban convirtiendo en casi 15. Qué extraña sensación la de ver que tu llegada está allí pero el camino sigue zigzageando hacia uno y otro lado sin dirigirse a meta.

Una vez en el pueblo, pasamos por las puertas del pabellón al que luego vendremos y desde allí otra interminable sucesión de rectas para cruzar la ciudad y llegar a meta.

Cuando encaras la calle Nafarroa Etorbidea y empiezas a escuchar la megafonía, ya sabes que el final está cerca, las emociones se disparan. Pronto veo a Silvia con la que tengo la deuda pendiente de entrar junto con ella a meta.
Otro reto conseguido.
Una ducha y de nuevo a meta para recibir a Aran.
En el transcurso aparece Javi Domínguez que se lleva el cetro de la Ehunmilak. 


Datos de carrera:
Distancia: 88km
Tiempo de carrera: 15hr54min22seg
Posición: 100/437
Ritmo medio: (10,84min/km)
Desnivel positivo: (5.915m)
Desnivel negativo: (5.915m)


Reflexiones:
-      Una vez más, me he quedado fascinado por el entorno y por las carreras que hacen por aquí. Una Organización de 11.
-          Y qué decir de los Voluntarios. No en muchas pruebas se puede congregar a cerca de 1.400 voluntarios. Tocábamos casi a un voluntario por corredor. Gente volcada con el evento y con nosotros para que sólo tuviéramos que preocuparnos de correr.
-          Me ha encantado compartir parte del recorrido con Aran. Creo que había momentos que la estaba “atosigando” con tanto hablar. Habrá que repetirlo amiga. Muchas gracias amigos por vuestro trato y acogida.


Y ahora a disfrutar de las vacaciones que se nos presentan por delante...

domingo, 12 de junio de 2016

IV Ruta Vetona. Una espinita pendiente de sacar. (10-junio-2016)

Cuarta edición de esta prueba que año a año se va consolidando dentro del calendario de los aficionados al deporte. Desde el año pasado son ya 4 las disciplinas disponibles a elegir: Ultradistancia (100km), Maratón (42km), BTT (100km) o Duatlón (70+30km).

Desde que pude participar en la primera edición, guardaba una espinita, más bien espinaza, por el mal rato que pase durante casi 17 horas. Gracias al apoyo de los amigos y un poco de amor propio, aguanté hasta la línea de meta, pero me faltaba la sensación del trabajo bien hecho.

Quizá la experiencia acumulada en este tiempo, quizá las ganas de participar de nuevo y querer hacerlo mejor, me han llevado de nuevo a la línea de salida en la 4ª edición de la Ruta Vetona.

Después de unas semanas de alti-bajos tras la lesión en Eljas, la suspensión del Half de Barbate y haber sacrificado horas de carrera por horas de bici y piscina, se presentaba en el horizonte la fecha del 10 de junio. Así pues, me puse en modo Ultrarunner, y a pesar de que este año la prueba arranca nocturna y las temperaturas no nos asediarán. Salimos a entrenar por Cáceres cerca de los 30ºC para que el cuerpo se vaya acostumbrando a sufrir un poco.

Puede que lo mejor de este tipo de pruebas sea la planificación que cada uno de nosotros nos hacemos los días antes. El tipo de ropa que llevaremos, que comer durante la prueba y cuando, donde descansar, etc... Así pues, el día antes de la prueba, vamos preparando las chucherías que me llevaré en cada tramo...
...y algo sólido en forma de sándwich para no machacar tanto el estómago. Un poco de pavo, nocilla y tortilla.
Una vez en Béjar pasamos a recoger el dorsal...
...y nos encontramos con caras conocidas con las que vamos calmando nervios.

Son casi las 20:30 y nos marchamos a casa para comer algo antes de la salida. En otra época pretérita, la única pretensión un viernes a las 23:00 de la noche hubiera sido arreglarse para salir un rato de fiesta con los amigos. Pero, hay que ver las vueltas que da la vida, para estar ahora mismo, a estas horas ante una prueba que en el mejor de los casos me puede llevar medio día sin parar.

Como hace tiempo que no corro de noche y estando en nuestra tierra, le he pedido a dos amigos que me hicieran el favor de acompañarme algún tramo para que fuera más ameno todo.
Y milagrosamente han dicho que sí :).

Se acerca ya la hora de salida, vamos pasando el control de entrada y después de sonar el “Eye of the tiger” en directo, dan comienzo a la prueba.

En este tipo de carreras tan largas, es difícil mantener la calma y no lanzarse a correr a ritmos altos. Dejaremos las heroicidades a los buenos. Además, el primer tramo es una subida continuada de 6km y D+500 donde conviene no “cebarse” en exceso. Tímidamente alternamos carrera con paseo para ir remontando el camino. Nos permite ir charlando y contándonos anécdotas, lo que hace que el tiempo y los metros vayan pasando sin mucha factura.
Llegamos al punto más alto de la prueba, a unos 1.490m de altitud y justo por debajo de Peña Negra. Este año no era posible atravesar ciertas fincas en la bajada habitual, y la organización ha preparado una nueva pista que desciende directa a la zona de Arrebatacapas donde nos espera el primer control y avituallamiento. Vamos bajando con precaución, pues la pista es nueva y no está muy bien asentada.

Abajo nos esperan caras conocidas de Candelario.


Y retomamos el camino hacia Candelario (PK18) donde recibimos el último chute de ánimos por parte de vecinos y familiares.
De camino a Béjar y para recuperar los kilómetros que han recortado no subiendo a Peña Negra, antes vamos a descubrir un nuevo camino de bajada a Palomares desde “El Alto del os Pollos” o al menos así lo conocemos nosotros (PK22).

Llegamos a Béjar (2hr 45min) y cumplimos el primer paso por el arco de llegada, desde aquí restarán otros dos y 70km más.

En ese momento me indican que voy 2º en carrera, y que el gran Abelardo me saca unos 15min. Entonces empiezo a pensar si no habré ido demasiado rápido y lo pagaré más adelante.

De camino al circuito verde, pasamos por el coche y hacemos el avituallamiento. El estómago ya se está cerrando y el sándwich no entra ni con agua, mal asunto. Cambio de camiseta, manguitos, mochila, la música y a seguir. Habré parado unos 15min, y acaba de pasar el 3º clasificado.

Allí dejo la compañía de Guille y Ricardo que tan ameno me han hecho pasar esta primera parte. Ojalá pudieran compartir algún kilómetro más.
Cojo rumbo a La Calzada y adelanto de nuevo al corredor que iba delante de mí. Este tramo hasta Montemayor es importante para intentar sacar algo de tiempo, salvo algún repecho nada despreciable, el resto es muy corrible.

Paso por la Calzada y continuo camino de Montemayor, con algún despiste que otro por los caminos. Y es que por la noche, “todos los gatos son pardos”.

Me tomo con mucha calma la bajada por la calzada romana hasta Montemayor, pues no es sencilla y mis lamentados tobillos me lo agradecerán. Y finalmente llego al puesto de control de Montemayor, serán las 4:15am. Me anuncian que el primero está a unos 25min. Recargo agua, cojo un plátano, aliento y retomo la marcha por el laberinto de calles que se han inventado en Montemayor :).

Cojo el camino que sigue nuestro querido río Cuerpo de Hombre hasta que ZAS!!! me tuerzo el tobillo izquierdo. En un primer instante, del dolor me tengo que echar al suelo. No me lo puedo creer, había decidido no salir con un vendaje funcional para intentar evitar posibles rozaduras, y ahora me acuerdo de él. Doy unos primeros pasos y veo que no es la torcedura de otras veces y que quizá me cueste el tener que abandonar. Valoro si volver a Montemayor o al menos llegar a Puerto de Béjar y la pregunta ya tenía respuesta antes de pronunciarse en mi cabeza. Por la noche, y a pesar de que lleves buena luz, las perspectivas de los bultos que te vas encontrando en el camino son muy cambiantes y a veces el cerebro, la vista y que son casi las 5am pues provocan estas cosas. Y como no, pues sobre el mismo tobillo que me esguince hace unas semanas.

Continúo de momento andando para luego trote-cojear hasta alcanzar la pista que sube a Peñacaballera. Incluso en subida, cuando el terreno no es tan regular, me da guerra el tobillo. Luego se coge un tramo de carretera y se llega a Peñacaballera. Allí no hay un alma al cual pedir ayuda, así que hay que continuar hasta Puerto.
Siempre digo que este tipo de pruebas, requiere un equilibrio entre preparación física y fuerza mental. Es muy sencillo tener uno o varios momentos de bajón donde tienes que tirar de uno u otro lado para poder seguir. Sin embargo, hay momentos en los que el cuerpo está cansado y lo peor, que la mente empieza a desconectarse. A mí me sucedió entre el kilómetro 50 y 60, que unido al tema del tobillo, me llevaba a pensar si realmente esto merecía la pena. Pero la idea de abandonar, de no poder cobrarme la factura pendiente de hace tres años, de haber estado entrenando todo este tiempo, el sacrificio de los que te rodean para que entrenes,... no puede acabar así. Sólo se trata de un reto, lo sé, no me va la vida ello, afortunadamente, pero en ese momento se trata de algo personal.

Finalmente llego entre dormido, dolorido y desfallecido a Puerto de Béjar. Ya son casi 1hr la que me saca el primero, pero lo importante es que a pesar de lo que he pasado aún no me ha alcanzado nadie, lo cual me da ánimos para seguir. Me tomo mi tiempo, recargo agua, intento comer algo sólido (imposible), cambio las pilas del frontal y a seguir.

El tramo desde Puerto de Béjar hasta Cantagallo es uno de los más complicados. Se trata de una calleja completamente embarrada que te hace perder bastante tiempo.

Una vez en Cantagallo, se va haciendo el día, comienza a amanecer y puedo prescindir del frontal. Parece que con la mañana, el ánimo se reconstruye y la idea de llegar a Béjar, intentar vendar el tobillo y seguir, se hace más plausible.

Kilómetro 70, después de subir por las temidas Olivillas llego de nuevo al paso por meta. Sigo manteniendo el 2º puesto, eso sí el 1º está a años luz y mi alegría es que me anuncian que al paso por Montemayor le sacaba más de 1 hora al siguiente. Dependerá del tiempo que haya perdido en este tramo, ese será mi margen.
Cojo camino del último circuito (amarillo) y paro de camino en el coche para vendarme, cambiar de ropa y zapatillas, dejar el frontal y reponer fuerzas. Echo 20min que me saben a Gloria y continúo la marcha para subir a Valdesangil y desde allí pasar por Fuentebuena. Otro de los tramos divertidos por la cantidad de barro que nos encontramos. Cojo la vereda que sube dejando a la derecha los Picos de Valdesangil y me tomo con mucha calma la pista de bajada hasta Sanchotello. Es muy irregular y el pie me ha dado algún otro aviso.

PK81, Sanchotello. El recibimiento es increíble, como en el resto de puestos, como se vuelcan con el corredor. Me tomo mi tiempo, me facilitan algún antiinflamatorio, repongo agua, algo de manzana (parece que es lo único sólido que admito), un gel y marcha.

Lo que me queda por delante es bien conocido, terreno muy favorable para correr. Antes de comenzar todo esto, me había planteado el horizonte de las 12 horas que era el tiempo que tenía controlado de las últimas Millas Romanas que corrí. No obstante, me he puesto de referencia una media global de unos 7min/km que rebaja algo las 12 horas. En el kilómetro 81, la media está algo por encima y me gustaría morderle algunos minutos al crono en este terreno. Por delante algo más de 12km de pista llana hasta La Calzada. Parece que las piernas me responden, y aunque voy parando de vez en cuando para estirar y tomar algún respiro, me permite llevar un ritmo entre 5:00-5:30min/km.

Kilómetro 94, ya estoy en la carretera de entrada a La Calzada, a penas, 6 kilómetros de meta y son las 10am. Llamo a Silvia y a Ricardo para que me esperen en meta. Sello el penúltimo puesto de control, repongo agua y a disfrutar de los últimos 6 kilómetros hasta Béjar.

Ahora sí que me creo la posibilidad de bajar de las 12 horas y encima en 2ª posición.

Encaro andando la última subida Calle Bajada de San Albín, o “Cuesta de los Perros” y ya en Ronda de Navarra disfruto de los últimos metros hasta entrar en meta.
No me lo podía creer, 11 horas 41 minutos y después de todo.
Y que regalo encontrarme con los míos...
Gracias a Javier Yuste Hernández por la foto.


Datos de carrera (mi Garmin):
Distancia: 100km
Tiempo de carrera: 11hr41min58seg (11hr 41min 06seg)
Tiempo en movimiento: (10hr43min45seg)
Posición: 2/176
Ritmo medio: (6:59min/km)
Ritmo medio en movimiento: (6:24min/km)
Desnivel positivo: (2.610m)
Desnivel negativo: (2.610m)
Altura máxima: 1.497m
Altura mínima: 643m


Reflexiones:
  • Enhorabuena una vez más a Abelardo que es un auténtico figura en todo lo que se propone. Menudo tiempazo, 10 horas.
  • Enhorabuena a todos los compañeros que habéis participado en el resto de modalidades, Mariano, Jaime, Julio, Jorge, Gemma, Rafa, Rebe y Raúl. Y especial mención a Jorge, espero que se recupere pronto de la caída.
  • De la prueba qué decir. Para empezar, todo un acierto comenzar por la noche y poder evitar todo lo posible las horas de sol que tanto han endurecido la prueba en ediciones anteriores. Por poner una pega, sería recomendable que en futuras ediciones no se escatimara tanto en la señalización. Los dos primeros circuitos iban bastante justitos en este sentido. Hay que tener en cuenta que de noche los corredores perdemos mucha perspectiva, vamos a un ritmo bajo y el no encontrar balizas en mucho tiempo puede llegar a confundir y perder la concentración.
  • Eso sí, un 10 no, un 12 a los voluntarios que con tanta dedicación nos esperan y ayudan al llegar a cada uno de los puestos. En ocasiones nos “obligan” a comer pese a que el cuerpo nos diga que no.
  • De 10 también el poder llegar darte una ducha y un reconstituyente masaje.

Todavía me acuerdo de las continuas visitas a los masajistas que tuve que hacer durante la I Ruta Vetona.
  • Muchísimas gracias de nuevo a Guille y Richi por vuestra compañía e ilusión. Me ha servido de gran ayuda.
  • Y por supuesto a Silvia por su paciencia, motivación y colaboración. Por estar ahí.



En esta ocasión no hay copa para los primeros, así que me la tomaré por mi cuenta.