domingo, 15 de abril de 2012

Chamonix by Ski. Otra movida (07 al 14-abril-2012)

Qué bonitos recuerdos guardamos de aquella primera semana de julio en el precioso valle de Chamonix. “Esto debe ser increíble en invierno con mas nieve” (el adjetivo en concreto era otro, pero como andamos en horario infantil lo omitiremos)

Entonces allá por las pasadas Navidades, volvió a surgir el tema de hacer alguna ruta mítica en travesía por esta zona. Como no disponíamos de muchos días, finalmente nos decantamos por aprovechar las nevadas pistas de las 4 estaciones del valle e intentar al menos un día la travesía del Valle Blanco (Vallée Blanche). Ahora toca buscar el transporte, alojamiento, logística, etc…

En esta aventura nos enrolamos 5 apasionados del esquí:

Teresa
M Santervás
M Serrano
Andrés
Roberto
Día 1 Madrid-Chamonix: Después de un buen madrugón (5:00am), Serrano nos viene a buscar con su Volvo para poner rumbo a Barajas. A pesar del tamaño del vehículo viajamos como “piojos en costura”, afortunadamente el trayecto es corto y algo movido debido a la nevada que nos cae camino a Ávila. Tere se unirá con nosotros en el aeropuerto de Ginebra, ella vuela directa de Londres.

Una vez en el aeropuerto, dejamos el coche en el parking de larga estancia y bajamos todo el equipaje.
Un autobús y directos a la T2. En esta ocasión viajamos con Swiss y pronto descubrimos que es un completo acierto. Un grato trato para la facturación de los bultos y en concreto de los esquís. Sin retraso alguno en el horario previsto despegamos en una mañana más o menos despejada. Al poco nos deleitan con una pizza y bebida a elegir y repetir.
Hacía mucho tiempo que no veíamos nada parecido. Y menos cuando al rato nos ofrecen unos riquísimos bombones (suponemos que suizos).

Llegamos a Ginebra y tras esperar el aterrizaje de Teresa, nos buscamos el puesto de AlpyBus, empresa que contratamos para el traslado hasta Chamonix. El servicio está muy bien porque te llevan y recogen dónde tú les indiques. No obstante, en esta ocasión quizá aprovecharon de más el viaje.
El propio conductor reconoció que estábamos batiendo un record en cuanto al número de pasajeros y bultos, “ni que lo digas”.
De hecho, los americanos con los que viajamos se llevan hasta las cajas de comida con sus patatas, huevos, hortalizas, etc…

El viaje no es muy largo y en esta ocasión las vistas no son como las recordábamos en la entrada al Valle. Una tarde muy nublada y lluviosa nos recibe.

Una vez en Chamonix, acudimos a la inmobiliaria (Interhome) que nos da las llaves de nuestro apartamento en el centro de Chamonix, justo enfrente del funicular de la Aguja de Midi y con unas vistas de la Aguja y del Mont Blanc acoj….. desde la terraza. Los paisanos de Interhome nos dan una cajita con un kit de supervivencia con “todo” lo necesario para una semana sin tener que llevarlo desde casa.

De allí nos vamos a la imprescindible Casa de la Montaña para enterarnos del tiempo de los próximos días e ir preparando la agenda. Parece que entra malo. Efectivamente mañana nubladete con precipitación en forma de nieve y pasado una pequeña ventana de “buen tiempo” antes de un nuevo frente borrascoso.

Yo me quedaré con los beginners.
Ahora a acomodarse en casa, hacer algo de compra y descansar del largo viaje. No obstante y en resumidas cuentas, merece la perna viajar en avión, no salió mucho más caro que en coche (como hace dos años) y desde luego la paliza es menor.


Día 2 Brévent-Flégère (2.525m)
Efectivamente el día amanece con bastantes nubes en el horizonte, pero como no tenemos otra cosa más que esquiar…. tras un copioso desayuno y recoger nuestros esquís recién encerados y canteados en la tienda del barrio J, nos dirigimos a esquiar a la zona de camino Brévent-Flégère. Cogemos un bus a la trasera de casa que nos lleva al telecabina Planpraz (Chamonix), allí compramos nuestros forfait MontBlanc Unlimited para 6 días que nos darán acceso las 6 estaciones del dominio y a cualquier medio mecánico, por ejemplo el Aiguille du Midi, Les Grands Montets y el tren cremallera de Montenvers.

Y comienza el jaleo. Primero nos bajamos un par de azules, por eso de ir cogiendo confianza y las siguientes ya son todas rojas, “madre mía lo que me queda por aprender….”.

Nos damos cuenta que la mejor nieve está en la parte más norte del valle (Flégère) y además en las cotas más altas, dónde está nevando con más intensidad. Esta zona no deja de ser orientación sur y se nota la escasez general de nieve para la época en que estamos.

El disfrute se va incrementando, pero como hay tiempo para todo, también lo hay para almorzar.
A eso de las 14:30, “más o menos” como predijo el parte meteorológico, empieza a clarear en las cotas altas y se empieza a entrever el macizo del Mont Blanc antes oculto por las nubes.
La nieve en cotas altas está inmejorable, polvo y poco pisada, hay que aprovechar estas zonas. Varias pistas entrelazadas desde lo alto del arrastre de Floria hasta el telesilla Trappe, de unos 6km, nos hacen disfrutar como enanos.

Tras unos 35 km esquiados y un desnivel aproximado de 6.000m …
… y varias fotos del entorno.
Nos disponemos a coger el “huevo” de bajada hasta Les Praz y desde allí un autobús hasta Chamonix. Estos autobuses parecen totalmente gratis para los esquiadores del valle.

Tras el aseo pertinente y una rica cervecita, nos vamos un ratín de compras y a ver la predicción meteorológica de mañana. Finalmente decidimos madrugar para intentar mañana la ruta del Valle Blanco.

A la vuelta compramos algo de pasta para cenar y una descomunal pizza.
Unas buenas risas antes de ir a dormir y cada mochuelo a su olivo.

Día 3. Valle Blanco por variante Rognon
Las previsiones de tiempo no eran demasiado buenas y había que aprovechar una pequeña oportunidad que parecía podríamos tener el martes para hacer el motivo principal de este viaje a los Alpes, el descenso del Valle Blanco. Una travesía de unos 20km por uno de los parajes más bellos de los Alpes.

Tras darnos el oportuno madrugón y observar que la mañana promete.
Intentamos estar en la cola del teleférico del Aiguille du Midi de los primeros, nos damos cuenta de que hay que reservar hora para subir al igual que las cientos de personas que se aglutinan allí (en la oficina de turismo no nos lo advirtieron).
Tras una curiosa conversación con la taquillera, cuya primera pregunta fue “¿Venís con guía?” (parece ser que los guías pueden reservar plazas con antelación para sus “posibles” clientes) nos suelta el cupón de las 10:20am, es decir, +2horas de espera. Tras varias deliberaciones decidimos aguantar la espera, a fin de cuentas parecía que el resto de días iban a ser malos. Parece que el día se cierra un poco en altura pero no desciende de los 3.800m.

Finalmente accedemos al teleférico y pa´rriba.
Una primera parada en el Plan de l´Aiguille
A medida que nos acercamos a la llegada podemos apreciar las decenas de personas que van bajando por la arista.
La salida desde el teleférico del Aiguille du Midi (3.842m) es siempre espectacular y máxime si arrecia un viento cargado de la nieve arrastrada de las rocas cercanas. Desde allí impresiona aún más la afilada arista que desemboca en un plató dónde podremos calzarnos los esquís.
Una vez en el plató hay poco tiempo, somos muchas las personas que queremos avanzar y el tiempo no es muy propicio.
Nos calzamos los esquís y una primera bajada hasta el Valle Blanco. Un primer piñazo de una paisana, nos hace recordar que estamos en altura (3.600m) y que los fallos se pueden pagar caros.

Continuamos el camino dejando el Aiguille du Midi a nuestra derecha y siguiendo el teleférico que va a la Punta Helbronne.
Vamos por la ruta normal, es decir, que vamos dejando a la izquierda el Col du Gros Rognon. 
Antes, hemos podido apreciar a través de la niebla parte de la ascensión al Mont Blanc du Tacul (objetivo de pasadas batallas).

De frente el Dent du Géant (Diente del Gigante) y seguimos bajando por la pala del Col du Gros Rognon disfrutando de las vistas y de la nieve.
Nos vamos adentrando en el inmenso Glaciar du Géant por su lado izquierdo y dejando a la izquierda Gros Rognon. Al fondo el temido primer escalón de los Séracs du Géant.
Tomamos dicha bajada por la izquierda del lado del Petit Rognon, desde donde se puede ver el refugio de Requin.
Se continúa bajando por un mar de bañeras heladas que nos hacen penar bastante. Ya casi en el Glaciar du Tacul, queda cruzar la parte baja de estos seracs.
Finalmente, un merecido descanso al sol que aprovechamos para comer y hacer las fotos oportunas.
Se cruza el glaciar hacia su lado derecho o central y se va recorriendo camino de Mer de Glace.
A su paso podernos ir contemplando a la derecha las Agujas du Tacul o la Pointe des Périades y a la izquierda las Agujas de Plan, Blaitiere y Grépon.

Al final del glaciar de Tacul se comienza a ver las Petites Jorases.
Llegamos a Mer de Glace y una bonita bajada muy jugona nos va llevando hacia el final de la ruta mientras podemos escuchar el crepitar de rocas cayendo por las laderas cercanas.
El glaciar se va acabando y una sensación de amargura y emoción a la vez nos embarga a todos.
Como nos anunciaban por la mañana en el teleférico del Aiguille du Midi, el funicular hasta la cueva de hielo está estropeado algunos han optado por coger la clásica ferrata de verano.
Pero nosotros decidimos subir a peonza hasta la estación de tren de Montenvers.
Una vez arriba, momento para la foto desde el mirador de Montenvers, o parte de él porque lo están reparando.
Impresionante la vista del Drud.
Cogemos el tren hasta Chamonix. Lástima que no se pueda bajar esquiando.
De regreso a casa, el Aiguille du Midi está impresionante.
Toca una duchita y una merecida cena en Poco Loco.

Día 4. Domaine de Balme (Le Tour – Vallorcine) 2.270m
Sale una mañana muy despejada y decidimos aprovechar un día de esquí tranquilo en la estación de Le Tour, al fondo del valle.

Las pistas están heladas a primera hora de la mañana, pero nos lo vamos a tomar con calma y aprovecharemos para echar unas fotos de las magníficas vistas desde aquí.
Pasamos al lado suizo aprovechando la longitud de ciertas pistas orientadas norte.
Y a eso de las 16:00 decidimos cerrar el chiringuito porque la nieve está muy paposa y los esquís se quedan clavados. Además parece que entra el frente borrascoso que anunciaban en la predicción del día anterior.

Al fin de cuentas tampoco ha sido un día mal aprovechado.

Día 5 Les Grands Montets
Si hay una estación por delante de las demás en el valle de Chamonix, esta es la estación de Les Grands Montets en la localidad de Argentière. Con el Aiguille Verte (4.121m) y el Aiguille du Dru (3.754m) como espectadores de lujo de dos de las pistas más alpinas de la zona “Point du Vue” y “Pylônes” que descienden desde los 3.275m.

La predicción del día anterior, prometía un día lluvioso y muy nublado, con posibilidad de claros por la tarde. Sin embargo, nos levantamos con una estampa sacada de una postal navideña.
Así que decidimos adelantar nuestro paso, enfundarnos el equipo e ir a la estación de Les Grands Montets.

Tras varias bajadas por nieve polvo de varias decenas de centímetros de espesor, la confianza y el ánimo van creciendo y decidimos continuar por las negras. Una primera bajada por Chamoix.
El tiempo va mejorando y decidimos coger el telecabina (no válido con el forfait normal) que sube hasta Grands Montets a 3.275m. Nos damos cuenta que hay dos formas para subir, bien reservar a una hora de subida (la que toque) o bien ponerte en una cola de relleno para los que se hallan rajado a última hora. Nos ponemos en dicha cola y además Andrés va a pedir hora para la siguiente ascensión. Milagrosamente nos toca el penúltimo telecabina que sube.

Allí arriba, a -10ºC aún nos da tiempo para maravillarnos de las vistas. Al fondo Aiguille du Midi y el Mont Blanc.
Se bajan unas cuantas escaleras hasta llegar al plató donde nos montamos en los esquís, por delante 1.300 metros de desnivel por la pista “Point de Veu” que recorre la ladera izquierda del Glaciar D´Argentière.

La salida desde el plató es una pala de unos 50º con bañeras. Tras 10m de sufrimiento encontramos una nieve polvo de casi 100cm.
La emoción nos embarga, estamos en una “estación de esquí” cuyas pistas transcurren a más de 3.000m  sobre glaciares. Es otro tipo de esquí.
Tras la larga bajada (calculamos unos 6km), llegamos a tiempo para nuestro siguiente pase, además parece que el tiempo mejora aún más.
De nuevo a Grands Montets para bajar “Pylônes”, una magnífica pista compartida en su principio con “Point du Vue” que atraviesa una arista de roca por un pasillo de 2m y que se llena de bañeras al llegar a la altura del remonte “Herse”.

Esta última bajada nos deja fundidos, llevamos casi 6 horas esquiando y más de 35km. Además son las 16:15 y queda bajar (esquiando) hasta la parada del bus.
Como no nos ha dado tiempo para comer, hacemos una merienda cena en Poco Loco en su Happy Hour.

Ha sido una jornada inolvidable.
Desde luego las vistas desde esta ciudad no dejan indiferente a nadie.

Día 6 Les Houches (1.900m)
En la parte más baja del valle se encuentra la estación de Les Houches (1.900m). Se trata de una estación relativamente sencilla. No obstante, hoy hemos decidido tomárnoslo tranquilo de cara a la jornada de mañana. Por tanto unas bajadinas y listo.

A pesar de la cantidad de nieve, no tienen muchas pistas abiertas por no haber pasado la máquina. Vamos disfrutando de las vistas del valle.
Desde la parte de Bellevue podemos contemplar la ruta del tren cremallera hasta el nido de águilas y la ruta de subida hasta el refugio de la Tête Rousse y después a Gouter.
El estado de la nieve es bastante buena y vamos disfrutando del día
Hasta que M Serrano desafortunadamente en el telesilla de Kandahar sufre un percance y parte un esquí debido a un enganchón con el terreno justo a la salida de la silla.

Decidimos bajarnos y intentar reclamar este incidente a la estación.
Después comida en casa y una tarde de tiendas. Como no, también en Techniqe Extreme.


Día 7. Valle Blanco por vía normal
Las previsiones de tiempo para el viernes durante la semana eran bastante alentadoras y como la experiencia del Valle Blanco había sido buena, decidimos repetir la aventura.

De nuevo nos damos un buen madrugón para estar a eso de las 8:00am listos en las taquillas e intentar subir con la primera remesa de esquiadores. No obstante, cuando llegamos a la hora, en las taquillas nos informan que el teleférico del Aiguille du Midi está cerrado y además la arista no está equipada. De hecho, el tiempo no es tan bueno cómo indicaban y la noche anterior debe haber caído un paquete de nieve considerable.

Nos comentan que a eso de las 9:30am nos indicarán si el teleférico sube o no. A las 9:45am nos embarcamos en el primer teleférico de subida y vamos comprobando el oscuro horizonte que nos alberga. Hay mucha niebla y no se ve ni a toser, además debe haber caído cerca de 1 metro de nieve y la arista está sabrosa. De hecho los trabajadores del Aiguille du Midi continúan “adecentándola” (gran trabajo).

Tras poco más de 15min ya estamos a 3.800m, salimos del teleférico, cruzamos la pasarela y entramos por el túnel para prepararnos. Colocamos los esquís en las mochilas, no se oye ni un alma, la gente hoy está bastante seria por las condiciones del día.
La salida hacia la arista es siempre impactante. Sales directo de la civilización a un ambiente alpino.
Ya en la arista nos vamos agarrando con una mano a la maroma y con la otra a los bastones. Hay zonas bastante heladas y hay que extremar las precauciones, un tropiezo te envía directo al Plan del Aiguille 1.600m más abajo.

Una vez abajo nos enfundamos los esquís y esperamos a ver si las condiciones mejoran.
Estas no lo hacen y de hecho casi nadie se decide a salir. La realidad es que no se ve ni “tres en un burro” y debido a la última nevada no hay muchas huellas que seguir.

Decidimos saltar e intentar seguir las pocas huellas que encontramos. Pronto estamos en el plató del Valle Blanco. Es tal vasto el manto de nieve que en un descuido de Manolo, éste pierde un bastón. Afortunadamente Andrés da con él y continuamos el “camino”.

Es una lástima no poder disfrutar de las vistas de esta zona. Vamos avanzando hacia el sur rodeando el Rognon, nos dirigimos a la ruta normal (Italianos).
Después de andar-remar un rato llegamos a la siguiente bajada (todo esto lo verificamos luego gracias al GPS, en el momento nos fiábamos de la sabiduría de los lugareños entre la niebla).
Parece que el cielo nos da una tregua y llegamos a ver los cables de los telecabinas que van a la Punta Helbronne.
Ahora ya parece más evidente el recorrido, aunque por delante un gran manto de nieve espesa que lidiar. Intentamos seguir la huella ladeando el Rognon pero no podemos evitar enganchar los esquís de vez en cuando. Se para, se sale del atolladero, se limpia uno y a seguir.
Nos vamos acercando al primer resalte, las famosas bañeras, pero hoy son más bien platos de ducha comparado con lo que nos encontramos el pasado lunes. No obstante, la tupida nieve da algún susto que otro aunque las caídas son en blando :).
Las vistas del Glaciar du Géant resultan imponentes con la nueva capa de nieve.
Como curiosidad durante esta parada que podríamos haber evitado dado el lugar, a pesar de las vistas, es que algo oímos crujir o fluir detrás de nosotros, como si de una pequeña avalancha se tratara. En ese momento me pilló de espaldas al glaciar y el instinto hizo que sintiera la necesidad de salir corriendo sin percatarme que llevaba sendas tablas en los pies. El piñazo fue interesante.

Tras este percance salimos de allí lo más rápido que pudimos.
Esta vez nadie esquía hacia el refugio de Requin, de hecho ni se ve. Seguimos por la margen izquierda de los seracs bordeando las grietas por las que navegamos el lunes pasado, hoy “escondidas” en la nieve.
Dadas las circunstancias decidimos pasar de largo del plató donde el lunes paramos a comer y continuamos hacia el segundo resalte.

Llegamos a zona semillana para continuar hacia Mer de Glace. En esta ocasión no hay oportunidad de apreciar ni las Agujas du Tacul, ni la Pointe des Périades o las Agujas de Plan, Blaitiere y Grépon totalmente nevadas.
No obstante, se trata de zona segura, a pesar del escándalo de rocas cayendo que se escucha a ambos lados del valle. Y decidimos ir haciendo fotos.
Durante el descenso un pequeño percance.
Continuamos hacia el funicular que sube desde la cueva de hielo en Montervers. Debido a la cantidad de nieve caída, en esta ocasión nos permite marchar por el centro del glaciar dado que las rocas están prácticamente tapadas.

Se trata de una conducción complicada porque el camino surcado es bastante rápido y en cuanto te sales de la huella los esquís se clavan debido al estado paposo de la nieve a estas alturas y el piñazo puede ser interesante.

Por fin, llegamos a las escaleras, misión cumplida. He de reconocer que hoy no disfrute tanto como el lunes pasado.
Una última subida con los esquís a cuestas, esta vez solo hasta el funicular y de allí por medios mecánicos.

Tenemos suerte y tomamos el tren que está esperando en la estación de Montervers.
Al final unas 3horas y cuarto. Como recompensa esta tarde de compras
y luego a celebrarlo a Poco Loco. Que hamburguesas más ricas!!!

Toca hacer las maletas para la vuelta de mañana.

La vuelta una maravilla en avión…
aunque con un poco más de equipaje :)

5 comentarios:

  1. Muy buena crónica, un placer el disfrutar en compañía de "los machacas", la Chamonix-Zermatt espera para otra ocasión

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  2. Buen trabajo y estupenda experiencia. Con tu permiso la comparto en el facebook del Grupo.
    Saludos

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  3. Muchas gracias chicos!
    Adelante Joaquín no hace falta permiso. :)

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  4. muy bien contado... y después de esto corriste la media de Béjar!!! madre mía...

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  5. Sí hija sí, y así tengo aún los gemelos....
    Como se suele decir, de aquellos polvos vienen estos lodos.

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